lunes, 10 de octubre de 2016

Vida y Vanidad

La vida del ser humano está tan llena de vanidades hasta el punto en que se ha llegado a valorar más a una persona por lo que materialmente posea que por su esencia real, por quien es. En esta sociedad se ha perdido el verdadero sentido del amor, del afecto.

Existen muy pocas personas a las que les importa dedicarle tiempo a conocer a alguien más y darse cuenta del verdadero valor que tiene como individuo.  Es penoso que los sentimientos hayan pasado a un segundo plano al momento de ese maravilloso proceso de enamorarse; ahora un físico, una buena posición económica e incluso un vehículo vale más que un corazón que es capaz de dar todo sin pedir nada a cambio.

Y me hago de esta parábola, el ser humano es tan parecido a un huevo, de acuerdo a nuestra lógica, ninguno vamos a la nevera de nuestra casa, tomamos un huevo, lo abrimos y nos comemos el cascaron y botamos lo demás, ¿por qué?  Porque sabemos que lo que nos alimenta en realidad es lo que viene dentro de dicho cascaron y así somos nosotros los seres humanos, venimos revestidos de un simple cascaron, pero lo que vale, lo que alimenta y nutre de cada quien, es lo que lleva dentro de esa caratula. Si a esa mujer u hombre ideal para ti, le quitaras el corazón o la mente  o su espíritu que quedaría, solo un cuerpo inerte, sin vida.

Y somos tan parecidos a un huevo que muchas veces vamos y elegimos el más grande y bonito que vemos y cuando lo abrimos está podrido, solo porque nos dejamos llevar de su presentación exterior y que desilusión nos llevamos. Por eso dejémonos de vanidades, del materialismo como estilo de vida, rescatemos el verdadero valor que merece estar enamorado, amar con el corazón y no con los ojos, comencemos a vivir una vida más sincera, más humana y sobre todo con humildad y sencillez y las cosas surgirán de una manera diferente.

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